Aroma fuerte y potente. El sabor depende del proceso de elaboración, especialmente de las veces que se amase en la máquina de rabilar: el muy trabajado tiene un sabor acre, picante, fuerte y posee el penetrante y rústico de la mantequilla sazonada por el tiempo; el menos trabajado tiene los mismos sabores, aunque rebajados en intensidad. En todo caso, sabor fuerte, amplio, persistente, picante y ligeramente amargo al final de boca, retrogusto fuerte.